Hemos visto esta noticia en el confidencial . Una venta puede estar motivada, como es el caso al parecer, por necesidades financieras (reducir deuda, repurera liquidez) o por que el activo en cuestion no cumpla las espectativas esperadas en su momento (que quizás en este caso tambien afecte a la operación). El hecho de que la operación llegue a termino y la cifra alcanzada serán un buen termómetro de ambos aspectos. El hecho de que British Land continue puede ser porque la inversión no es mala o porque el momento de vender sí lo es...
La familia Carbonell no es una excepción en el negocio inmobiliario. Los fundadores y propietarios Copcisa Corporación, un holding empresarial con intereses en la construcción, inmobiliario, energía y consumo, han decidido deshacerse de la mitad de Puerto Venecia, el complejo comercial más grande de Europa, que se encuentra ubicado en Zaragoza. Después de cuatro años al frente del proyecto, las urgencias financieras del grupo han obligado a la saga empresarial catalana a vender activos, urgidos por las condiciones impuestas por los bancos y cajas acreedores.
La familia Carbonell no es una excepción en el negocio inmobiliario. Los fundadores y propietarios Copcisa Corporación, un holding empresarial con intereses en la construcción, inmobiliario, energía y consumo, han decidido deshacerse de la mitad de Puerto Venecia, el complejo comercial más grande de Europa, que se encuentra ubicado en Zaragoza. Después de cuatro años al frente del proyecto, las urgencias financieras del grupo han obligado a la saga empresarial catalana a vender activos, urgidos por las condiciones impuestas por los bancos y cajas acreedores.
Para esta operación, la familia Carbonell, que controla junto a un grupo de inversores privados un 50% de Puerto Venecia a través de la promotora Retail Parks, ha contratado a la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield la organización del proceso de venta, que se está dirigiendo desde Londres, según fuentes del sector. Por su parte, desde el grupo Copcisa reconocen que “la operación no está aún cerrada” y que “todavía hay muchos flecos sin concretar”. De hecho, “no hay un calendario fijado y puede no culminarse”, en el caso de que las ofertas no sean atractivas.
Desde el año pasado, Copcisa Corp se encuentra en un proceso de venta de activos no estratégicos. Sólo durante el último semestre de 2009 obtuvo ingresos por valor de 100 millones de euros, cantidad que esperaba repetir durante este ejercicio, fruto de los compromisos alcanzados con sus bancos acreedores, liderados por el Sabadell, para refinanciar 212 millones de deuda. Sus desinversiones comenzaron ya en 2008 para cancelar compromisos financieros y continúan, como otras muchas constructoras que diversificaron su actividad a campos como el de la energía.
Por las características del activo, los potenciales inversores que estudian la operación son fondos inmobiliarios oportunistas, muchos de los cuales ya han realizado sus primeras inversiones en territorio español durante los dos últimos años. Es el caso de Orion, Colony, Cerberus, Drago, RREEF, Area o Carlyle, protagonistas desde que el mercado del ladrillo marcó el principio del fin de su época dorada. Desde entonces, las necesidades financieras de los promotores y la rigidez de los bancos han ido marcado el tempo de las operaciones de venta que han tenido lugar.
British Land continúa
En el caso de Puerto Venecia, la familia Carbonell y el resto de socios que controlan hasta el 50% del proyecto han decidido descolgarse de la aventura comercial que compartían con British Land. El gigante inmobiliario británico, uno de los conglomerados europeos más importantes, con más de 20.000 de euros en activos bajo gestión, entró en el proyecto en mayo de 2006 tras aportar cerca de 300 millones para hacerse con la mitad de Eurofund Investments Zaragoza, la sociedad con la que se relanzó un plan que llevaba en marcha desde el año 2000.
Por sus características, situado entre los Pinares de Venecia y el Cuarto Cinturón, en una parcela de 60 hectáreas, el proyecto de Puerto Venecia fue considerado el complejo comercial más grande de Europa gracias a sus 200.000 metros cuadrados de superficie alquilable. Como en otros, el gran atractivo comercial es Ikea, al que acompañan otras firmas como Decathlon, Muebles Rey, Conforama, Leroy Merlín, Boulanger o Porcelanosa. Otros operadores esperados, como El Corte Inglés, han ido aplazando su desembarco ante la falta de perspectivas favorables.
Por otro lado, también estaba previsto que el recinto incluyera una oferta de ocio compuesta por 18 salas de cine, bares, restaurantes, discotecas y dos complejos hoteleros, articulada en un entorno que comprendía un gran lago central, que en verano tendría playa, embarcaciones de recreo y escenarios flotantes, y que en invierno albergaría una pista de hielo. Sin embargo, estas proyecciones no han cumplido las expectativas iniciales, el valor del activo se ha ido depreciando paulatinamente y los socios con menor músculo financiero han optado por terminar abandonando.
Para decepción de los promotores, los centros comerciales ya no son el paraíso. España vivió su particular boom de centros comerciales durante 2007 y 2008, con la inauguración de casi dos millones de metros cuadrados, una cantidad de espacio comercial que convirtió a nuestro país en el referente europeo durante esos años por el volumen de superficie inaugurada. Desde entonces, algunos de los más relevantes han cambiado de manos (Plenilunio), otros han cerrado sus puertas (Avenida M-40) y los menos rentables tienen en cartel de se vende (Unibail-Rodamco).
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