Visto en Expansión
Los expertos han detectado una ligera desaceleración en el número de solicitudes de la antigua suspensión de pagos durante el primer semestre. Tras las vacaciones, la constructora ha protagonizado el primer gran concurso de acreedores.
El último día previo al periodo vacacional en los juzgados mercantiles un total de 80 empresas pasaron por las dependencias judiciales para presentar su solicitud de concurso de acreedores. “La mayoría de procesos corresponden a pequeñas y medianas empresas que desde el minuto 1 declaran su intención de ir a la liquidación”, lamenta Antonio Carreño, abogado del bufete Cuatrecasas, Gonçalves Pereira.
Según datos que maneja Cuatrecasas, el 86% de los procedimientos concursales acaban en liquidación y sólo un 10% del total alcanzan un convenio. “Se está produciendo una limpieza en el mercado empresarial”, dice Carreño. Esta afirmación refleja bien la situación por la que atraviesa el sector de las nuevas tecnologías en Catalunya, donde concursadas como Vida Software y Signaletics no han logrado diferenciar su oferta de la del resto.
Javier Castrodeza, compañero de Carreño en el departamento concursal de Cuatrecasas, vaticina que de aquí a final de año seguirán aflorando empresas que se acogerán a la antigua suspensión de pagos. Es lo que acaba de hacer Altiare, la antigua constructora Proinosa, que, salpicada por el caso Pretoria, ha presentado concurso con un pasivo de 97 millones. “Veremos segundas refinanciaciones de deudas que ya se refinanciaron hacen dos años”, añade Castrodeza.
En opinión de estos dos abogados, las entidades financieras suelen modificar su posición –más o menos flexible– en función de la deuda y de la compañía. Carreño recuerda que “la banca apoyó de manera responsable a Habitat”, que en marzo levantó el concurso tras pactar la refinanciación de una deuda cercana a los 2.300 millones de euros.
Esta tesis podría ser extrapolable a los casos de Filmax, con un pasivo de 174 millones, e Indo (45 millones). “La banca se juega mucho dinero en estas operaciones; no es la misma posición la que tendrá a la hora de salvar estos grandes concursos, que en un procedimiento de una empresa pequeña que debe 300.000 euros”, expone Carreño. Entre las firmas que han superado este año el concurso está también la textil Dogi.
Javier Castrodeza augura un enrocamiento de las entidades financieras en la segunda mitad del año. “La banca está un poco más segura porque ha pasado los test de solvencia y ahora puede acceder a recursos nuevos”, analiza. “Los bancos han mostrado una actitud más refinanciadora estos meses –prosigue el abogado–, pero también es cierto que ya no ponen tantos reparos a iniciar un proceso concursal”.
Castrodeza rompe una lanza a favor de los acreedores –“no son unos cierra compañías”– y anticipa un descenso del número de suspensiones de pagos en el segundo semestre. Una posición similar a la que sostiene PricewaterhouseCoopers (PwC) en el Baremo Concursal que publica trimestralmente.
En el documento se especifica que el 96% de los concursos presentados en España en el primer semestre del año fueron voluntarios. En Catalunya, el número de concursos se redujo un seis por ciento, al pasar de 751 a 703 solicitudes. El Baremo Concursal también identifica una progresiva desaceleración intertrimestral en la cantidad de suspensiones de pagos presentadas en el primer semestre del año.
“Casi siempre se trata de empresas agotadas y con pocas posibilidades de viabilidad”, define Carreño. “Existe cierto vértigo al concurso de acreedores; lo asocian a un paso previo a la liquidación, cuando en realidad puede tratarse de la captación de nueva financiación”, asevera este abogado de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira.
Las peticiones de prórroga se muestran estériles
Las solicitudes a los jueces para declararse en situación preconcursal han ganado adeptos en los últimos meses. Pedir al juez una protección ante los bancos y el resto de acreedores por un plazo de tres meses para buscar un acuerdo se ha convertido en una maniobra legal para “tensar la cuerda y presionar a los acreedores”, apunta Antonio Carreño. “Si además del palo, no pones la zanahoria, a la banca le cuesta aceptar este tipo de presiones”, sostiene Javier Castrodeza. Grupos como Sacresa, Fbex o Filmax recurrieron a esta estrategia, que se ha acabado mostrando estéril:todas ellas presentaron igualmente la antigua suspensión de pagos.
Los dos abogados coinciden en señalar que estos plazos “pasan volando, sobre todo si no mejoras la propuesta de convenio inicial”. Por último, Carreño defiende la idea de que muchos empresarios suelen solicitar esta situación para evitar enfrentarse a las denuncias de los accionistas, que podrían acabar exigiendo “responsabilidades al órgano de gestión”, y para “tensionar más el proceso de negociación”.
LA AMBICIÓN DE SACRESA
Gran parte de la deuda, de 2.300 millones, de la inmobiliaria de la familia Sanahuja fue contraída por la compra de Metrovacesa.
HABITAT, LA PRIMERA EN SALVARSE
La inmobiliaria pilotada por Bruno Figueras fue una de las primeras en suspender pagos, y una de las primeras en superarlo.



0 comentarios:
Publicar un comentario